En educación existen muchos mitos y creencias que se reflejan
en las palabras que escuchamos y utilizamos diariamente y que han sido
transmitidas de generación en generación. Estas palabras se muestran a través
de refranes que hemos adquirido como verdades universales. Pero nada más lejos
de la realidad, tenemos una buena oportunidad de iniciar un cambio educativo
desmontando y argumentando muchos de estos refranes.
Comenzaremos por analizar todos los que están relacionados
directamente con el castigo. La Disciplina Positiva nos invita a educar sin
premios ni castigos, por aquello de que no enseñan al niño habilidades de vida
a largo plazo, incluso en ocasiones podemos recibir del niño castigado, lo
conocido como las 4 Rs del castigo, (rebeldía, revancha, resentimiento y
retraimiento). Con los castigos, los niños pagan por sus errores sin poder
enfocarse en la búsqueda de soluciones.
Vamos a hacer una programación neurolingüística modificando
estos refranes para que tengan un valor más educativo.
“CASTIGAR,
CUANDO EMPIEZA EL NIÑO A ANDAR”.
“AL HIJO
QUERIDO, EL MAYOR REGALO ES EL CASTIGO”.
En educación se han cometido
muchas atrocidades en nombre del amor, se ha utilizado el castigo físico y
verbal, en ocasiones, acompañados de la frase “Lo hago porque te quiero” o “me
duele más a mí que a ti”.
“LA COZ
DE LA YEGUA NO HACE MAL AL POTRO”.
En muchas ocasiones he escuchado
a familias decir que ellos habían sido educados con castigo físico y no les
había pasado nada. ¿Puede que se haya normalizado el maltrato? Yo me pregunto
si alguna vez se han imaginado cómo hubiera sido su vida si se hubieran
utilizado los límites firmes y respetuosos.
“MÁS
VALE UN AZOTE A TIEMPO, QUE MIL PALABRAS”.
El uso del castigo no debe de
prevalecer nunca por encima de la palabra, sobre todo si son palabras
respetuosas y asertivas. ¿Usaríamos esta misma frase con adultos?
“LA
LETRA CON SANGRE ENTRA”.
Evidentemente hay muchas formas
de enseñar y educar sin necesidad de utilizar la fuerza para que se dé el
aprendizaje. La neurociencia demuestra que el aprendizaje está ligado a la
emoción y cuando captamos la atención del niño y secuestramos su atención, el
aprendizaje se da de forma espectacular. Por lo tanto, la letra con sangre no
entra.
“PARA
APRENDER, ES MENESTER PADECER”.
Este refrán es muy similar al
anterior, ya que se relaciona directamente el aprender con el padecer. Es de
vital importancia motivar a los estudiantes en ese aprendizaje, valorar su esfuerzo
y evitar la creencia de que el aprendizaje es aburrido.
“QUIEN
ESTUDIA Y NO APRENDE, SI NO ES ASNO, LO PARECE”.
“EL QUE
NO APRENDE ES PORQUE NO QUIERE”.
Tenemos que entender que no hay
dos personas iguales y cada una de ellas tiene un ritmo de aprendizaje
diferente. No florecer al mismo tiempo, no significa que no se vaya a dar. La
educación ha de adaptarse a las peculiaridades, necesidades, aptitudes y
actitudes de cada uno de los niños/as, para que puedan sacar su máximo
potencial.
“EL QUE
NO ES PARA ESTUDIAR, APLÍQUESE A ARAR”.
Recuerdo que durante mi infancia
conocí a muchos niños/as cuyos padres y maestros decían que no servían para
estudiar. Quizás nadie conocía por aquellos tiempos la Teoría de las
Inteligencias Múltiples de Gardner, en la cual se habla de la inteligencia
lingüística, lógico-matemática, espacial, naturalista, cinestésico-corporal,
musical, interpersonal e intrapersonal. Cada una de las personas sobresale en
una o varias de estas inteligencias y es nuestro papel como educadores
descubrir en cuál destaca el niño/a. Según esta teoría, la inteligencia no
tiene que ver con un coeficiente intelectual basado en aspectos cuantitativos,
por lo que estaría más relacionada con aspectos cualitativos de la persona.
“HIJO
MIMADO, MAL EDUCADO”.
El amor no está reñido con
ofrecer una educación de calidad, es más, diría que está directamente
relacionado. Cubrir las necesidades afectivas de nuestros hijos es un derecho
fundamental en la infancia, validar sus emociones, y dotarles de amor, les hace
establecer unos lazos de apego seguro y en un entorno socioafectivo adecuado.
“LO QUE
LLORAS NO LO MEAS”.
Aquí viene uno de mis temas
favoritos, la educación emocional, relacionada directamente con la inteligencia
interpersonal e intrapersonal de la Teoría de las inteligencias Múltiples de
Gardner, anteriormente mencionada.
Llorar es una herramienta de
gestión emocional, que posee nuestro cuerpo. Además, libera estrés, adrenalina
y noradrenalina, que ayudan a eliminar la tensión física y emocional, hace disminuir
emociones como la rabia, la frustración o la tristeza, entre otras, libera
tensiones y toxinas y nos hace sentir infinitamente mejor. Entonces… ¿por qué
le hemos dado una connotación negativa a lo largo de los años, hacemos lo
posible porque los niños no lloren, les hacemos creer que llorar está mal y
ocultamos nuestras lágrimas cuando sentimos la necesidad de hacerlo?
“A MAL
TIEMPO, BUENA CARA”.
“QUIEN
SE PICA, AJOS COME”.
Está claro que hay que educar a
niños resilientes, capaces de adaptarse a las dificultades que se presentan en
la vida, sin embargo, también es necesario validar sus emociones. Hay varios
autores que clasifican las emociones como positivas y negativas, pero todas
ellas han de enseñarse como válidas y necesarias. Podemos sentir todo tipo de
emociones y no evadirlas o evitarlas, aunque sí hay que trabajar sobre la
gestión adecuada de las mismas, no permitiendo nunca que estas se gestionen
haciendo daño a los demás.
“POR UN
OÍDO ME ENTRA, Y POR OTRO ME SALE”.
Este refrán rompe con el
desarrollo de habilidades sociales tales como la empatía o la escucha activa y
el utilizarlo no solo con un niño, sino con cualquier persona, invalida su
opinión o decisión. La verdadera empatía se demuestra entendiendo a la persona
que tenemos delante sin necesidad de aceptar su pensamiento o sentimiento.
“ÁRBOL
QUE CRECE TORCIDO, JAMÁS SU TRONCO ENDEREZA”.
En educación a veces tiramos la
toalla durante la infancia y la adolescencia y no digamos nada en la adultez,
cuando damos por perdidos sobre todo los comportamientos de las personas. La
neurociencia demuestra que, gracias a la plasticidad del cerebro, este continúa
aprendiendo a lo largo de la vida. Por lo tanto, nunca es tarde para cambiar un
pensamiento o una actitud. Somos el espejo de nuestros niños/as y debemos de
ser el cambio que queremos ver en ellos, ya que no hay nada más contagioso que
el ejemplo.
“EL
MIEDO GUARDA LA VIÑA”.
El miedo no debería de estar
unido a la educación, pero sí que lo está en varias ocasiones. En el estilo educativo
más autoritario en el que usan gritos, castigos, amenazas y otras herramientas
de este estilo, el adulto tiene el poder y el niño adopta el rol de obediencia.
Y me pregunto, ¿esa obediencia se debe a la responsabilidad o al miedo?, ¿es
miedo lo que queremos provocar en el niño? Si la respuesta es sí, deberíamos
replantearnos si estamos capacitados para educar. Si la respuesta es no,
deberíamos girar el foco y apuntar hacia nosotros mismos y ver qué podemos
hacer para que esa situación mejore. Provocar miedo en los demás nunca debería
de ser una opción.
“CUANDO
SEAS PADRE COMERÁS HUEVOS”.
Esta frase demuestra que
mientras eres niño/a no tienes capacidad de decisión, ni de opinión y que tus
derechos siempre dependen del adulto.
Por lo tanto, decirle a un niño que no te conteste, ¿entrena la
asertividad? O queremos que sean asertivos cuando sean adultos, pero mientras
tanto, ¿los preferimos sumisos? Sería conveniente permitirles que nos expresen
cuándo y con qué no están de acuerdo, pero siempre de una forma respetuosa. Así
se entrena la asertividad.
“LLORAR
SOBRE LA LECHE DERRAMADA, NO SIRVE DE NADA”.
Nuestra sociedad ve el error
como una vergüenza, tanto que nos dedicamos la vida a ocultar nuestros errores
o a negarlos. ¿Y si comenzamos a ver los errores como una oportunidad de
aprendizaje? En educación cada vez que se comete un error sería interesante
centrarse en el enfoque en soluciones, que ayude a los niños a reparar el
error. Los adultos también cometemos errores porque no existe una persona perfecta,
por lo que pedir perdón y mostrarnos como seres imperfectos ante la infancia
nos hace más honestos y, en definitiva, más humanos.
“EL NIÑO
POR SU NATURAL, NACE INCLINADO AL MAL”.
Rodolf Dreikurs decía que “todas
las personas merecen ser tratadas con dignidad y respeto, incluso los niños”,
por lo que, tomándole como un gran referente, debemos dignificar la infancia,
ver a los pequeños como las personas que tienen el futuro en sus manos y que no
por el hemos de ser niños o adolescentes tenemos que tratarlos como ignorantes
o como seres inferiores. Tenemos la gran oportunidad de cambiar el mundo a
través de ellos, comencemos por tratarles como nos decía Dreikurs y a partir de
ahí, sirvámosles como guías para el difícil camino utilizando la amabilidad y la
firmeza.
Como conclusión, decir que no es
fácil desaprender creencias que se han transmitido de generación en generación
y posteriormente aprender nuevas formas de educar, pero nuestro sistema
educativo necesita ese cambio que queremos ver en la infancia y adolescencia.
Comencemos por nosotros mismos, ¿tenemos todas las características que nos
gustaría que tengan esos niños en un futuro? Pues comencemos por reflejarlas,
somos el referente, somos el espejo. Recordad que como dice el refrán,
“RECTIFICAR ES DE SABIOS”.
Erika Navarro Vega-EDUCACTÍVATE
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