La etapa de 0 a 3 años es una etapa muy importante en el
desarrollo integral del niño teniendo en cuenta su desarrollo físico,
cognitivo, motriz, comunicativo y afectivo-social.
En estos primeros años se asientan las bases para afrontar
óptimamente las etapas posteriores.
Debemos de reivindicar la gran labor que desempeñan los
educadores/as infantiles en las escuelas del primer ciclo de Educación
infantil, trabajo que vemos devaluado en ocasiones, montando la falsa creencia
de que únicamente tienen un carácter asistencial y no educativo, denominándose
como guarderías dedicadas a “guardar niños”.
Los profesionales de las escuelas infantiles planifican
actividades adaptadas a las características psicoevolutivas de los niños que se
basan en unos elementos curriculares (objetivos, contenidos, competencias,
metodología y evaluación).
Se establecen unos límites que ayudan a los niños a
interiorizar unas normas sociales, aplicables a la vida. Se centran en las
rutinas necesarias para que los más pequeños crezcan en un ambiente seguro,
desarrollan la autonomía del niño para que consiga pequeños logros por sí
mismos, atienden sus necesidades básicas, no solo las físicas como la
alimentación o el cambio del pañal, sino las emocionales, proporcionando una
figura de apego y ayudando a la interpretación y gestión de sus emociones.
A diferencia de lo que se piensa de que los niños van a la
escuela infantil a jugar y pasar el rato, las actividades planificadas están
basadas en el juego, recurso fundamental de aprendizaje del niño en esta etapa,
ofreciendo tareas cognitivas, plásticas, musicales, psicomotrices y de
innovación educativa, basadas muchas veces en centros de interés o proyectos.
Puesto que esta etapa está considerada como el eje
vertebrador de años posteriores, hay que dar importancia a los técnicos
superiores de educación infantil, cuyo trabajo no está valorado como se merece
y se remunera con un sueldo bajo en comparación con la labor que desempeñan.
Gracias a los educadores/as infantiles se proporciona a la
infancia estímulos, afecto y atención siendo esto un sinónimo de infancia
feliz.
ERIKA NAVARRO VEGA-EDUCACTÍVATE
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